No me digas que me ofreces poco;
he visto la riqueza de ti en tus ojos.
No me importa que te falte
el con que comprarme lo que quieras darme.
Si quieres verme vestida en ropa fina,
envuélveme, vísteme, en tus brazos.
Si quieres decorarme con joyas preciosas,
dejame una cadena de tus besos en el cuello.
Si quieres prepararme un banquete grandioso,
sólo dame de comer de tus labios deliciosos.
Si quieres llevarme a un gran concierto de la música,
tócame suave la piel y háblame con ternura.
Mucho más que la profundidad de tus bolsillos,
lo que me importa es la profundidad de tu corazón.
Mi caballero, el mundo se hartó de dinero;
deja que Dios resuelva en el tiempo de él.
No desperdicies lo que él ha puesto en tu camino;
la esperanza, las sonrisas, las manos, la voz,
los afectos, y todo lo demás que yo te ofrezco.
No me digas que me ofreces poco;
he visto la riqueza de ti en tus ojos.
May 2011
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